Anoche llegué muy
temprano a mi casa con una tristeza que me abrazaba, aferrándose a mi cuerpo y
enganchándose a mis sentimientos, en donde el desanimo invadía cada centímetro
de mi piel cual hojas de otoño sobre la carretera. Confieso que no atinaba cual
era el motivo de ese sentimiento inversamente proporcional a lo que
generalmente soy, mi sonrisa estaba lejos, inalcanzable, la carencia de humor
en mis comentarios era mucho más que perceptible, en definitiva, la sensación
de vacío de un poeta que no tiene ventanas para inspirarse, o de un ave sin la
inmensidad del cielo para emprender su vuelo, estaba en mi. Por un momento
impugné al inconveniente que tuve en mi sitio de trabajo con un cliente,
también intenté culpar al intratable y agotador tráfico de la ciudad, pero a
medida que fueron pasando los minutos, entendía cual era la causa de esta
nostalgia… tu ausencia.
Es increíble imaginar que a pesar de
tantas trabas, de tantas adversidades, de tantos intentos de muchas personas
por lograr separarme de ti, aún te sigo adorando. Recuerdo cuando te conocí,
(claro, cómo no recordarlo), hace unos años en aquella reunión de compañeros del
Liceo. Te miraba a lo lejos y tenía miedo en acercarme a ti, me parecías fría,
calculadora, no sé porque intuía que al conocerte, inmediatamente me ibas a
envolver. Recuerdo también la primera vez que mis labios se posaron en tu boca
perfecta, cuando mis manos tomaron tu cuerpo firme, una corriente eléctrica
recorrió todo mi cuerpo haciendo temblar hasta mis pensamientos.
Asimismo viene a mi memoria cuando
mi madre supo de nuestra relación, cómo habló conmigo y me pidió que te dejara,
en infinidades de veces me comparó con personas que habían tenido una relación
similar y terminaron con resultados desastrosos, sin embargo le demostré lo que
me hacías sentir, lo bien que me sentía a tu lado, me enseñaste a ver el mundo
desde una perspectiva que nunca imaginé, aprendí a tolerar cosas y entender que
contigo no había imposibles… tu, mi energía.
Esta mañana al salir de la casa,
intenté buscarte pero con resultado infructuoso. Llamé a un amigo en común y le
pregunté si te había visto, y me dijo que anoche precisamente estuvo contigo y
unas amigas, disfrutando, hablando de todo aquello que tu inspiración diera
pie. Supe entender que sigues siendo la misma de antes, erguida,
irreemplazable, de aquellas que donde se presentan es la más codiciada. Le
pregunté si aceptaría ser mi cómplice para volverte a ver, y obtuve una
sonrisa, seguida de una afirmación que le dio un bocado de oxigeno a mi ser.
Como explicar que mi amor por ti va
más allá de lo racional, de lo lógico, que la frialdad con la que te presentas
ante la vida atrapó mi corazón más que la calidez que puedas desprender, que a
pesar de tener múltiples opciones, mi decisión inquebrantable, firme y fiel, se
inclina hacia ti. Cómo explicar que a medidas que te tengo quiero más de ti, y
en la misma forma en que te ausentas, se desprende una parte de mi ser. Cómo
explicar que al mirarte, inmediatamente mis labios se sienten atraídos a tu
boca, mis ojos van más allá de lo obvio y mi mente desaparece de este mundo.
Cómo explicar que contigo me siento el ser menos vulnerable de este mundo pero
al mismo tiempo esclavo de tus deseos.
Hoy te mostrarás igual de fría ante
la vida, dulce pero decidida, siempre la perfecta compañía en cualquier
ocasión… hoy me llevarás nuevamente a tu mundo mágico… hoy volveré a ser tuyo
Mi
polarcita fría........
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