Hola, ante todo quiero pedirte
mis más sinceras disculpas por escribir estas líneas, pero desde el momento que
entraste por esa puerta sentí la necesidad de hablarte, de acercarme a ti para
expresar todo ese sentimiento que de pronto invadió mi mente y todo mi ser. Posiblemente
dirás que estoy loco porque nunca me has visto… en eso tienes razón… pero hay
historias que comienzan sólo con un intercambio de miradas, así como la mía, que adquirió una sola
dirección, en este caso, directamente hacia ti.
Quien
diría que hoy, cuando decidí venir a este restaurant a tomar algo para olvidar
un duro día de trabajo, ibas a aparecer con esos detalles que muy pocas
personas tienen. Te confieso que mi corazón palpitó rápidamente, me puse muy
nervioso, mi cuerpo se paralizó casi al instante, mis ojos no encontraron otro
destino que tu rostro, pensé por un instante “¿es posible que exista alguien así?”
“¿es real todo lo que estoy viendo?”… definitivamente sí… eras tú.